Este domingo se celebra la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado. El Papa Francisco ha destacado el «papel de gran responsabilidad» que corresponde a los medios de comunicación social para «desenmascarar estereotipos y ofrecer informaciones correctas» referidas a la inmigración.
Así lo afirma el Pontífice en el mensaje que ha redactado con motivo de esta jornada, que se celebra el domingo con el lema »Emigrantes y refugiados: hacia un mundo mejor».
Francisco añade que «habrá que denunciar los errores de algunos, pero también describir la honestidad, rectitud y grandeza de ánimo de la mayoría», en referencia a los ciudadanos foráneos que residen en un determinado país. Con ello, según Bergoglio, se contribuirá a «la superación de los prejuicios y preconcepciones en la evaluación de las migraciones» y se conducirá a la «conversión de las actitudes» que precisa la sociedad.
«Emigrantes y refugiados no son peores sobre el tablero de la humanidad. Se trata de niños, mujeres y hombres que abandonan o son obligados a abandonar sus casas por muchas razones, que comparten el mismo deseo legítimo de conocer, de tener, pero sobre todo de ser »algo más»», agrega.
En su mensaje, Francisco recuerda que la familia de Cristo, José y María, también tuvo que migrar y afirma que «toda persona pertenece a la humanidad y comparte con la entera familia de los pueblos la esperanza de un futuro mejor».
Asimismo, el Papa muestra «gran preocupación» por algunas situaciones a las que conduce la inmigración, como la trata de personas y la esclavitud, y tiende su mano a los emigrantes y refugiados: «No perdáis la esperanza de que también para vosotros está reservado un futuro más seguro, que en vuestras sendas podáis encontrar una mano tendida, que podáis experimentar la solidaridad fraterna y el calor de la amistad».
Los obispos españoles piden a los católicos que auxilien a los inmigrantes
Los obispos españoles de la Comisión Episcopal de Migraciones piden en un mensaje a los católicos que sigan abogando «para que no se niegue el auxilio y la asistencia a los inmigrantes en situaciones de peligro para la vida».
El mensaje añade que esa defensa de los inmigrantes debe ser «para que no se llegue a penalizar la asistencia humanitaria a los mismos, para que sean tratados siempre con el debido respeto, para que nunca se den detenciones arbitrarias, para que se busquen alternativas más dignas a los centros de internamiento y para que los internos gocen de la atención social y religiosa necesaria».
La CEE anima a las parroquias a que «procuren la existencia de grupos interculturales» y promuevan la fraternidad entre los fieles con diversas procedencias, para integrar a aquellas personas que proceden de otros países y que comparten la mismas creencias.
El documento también se acuerda de «aquellos españoles que ahora se ven obligados a emigrar por falta de trabajo», para que sepan «que encontrarán siempre abiertas las puertas de nuestras misiones católicas en Europa, como lo hicieron en otros momentos».
La Comisión de Migraciones basa sus argumentos, más que en las palabras del Papa (que entiende la inmigración como un espacio para «la nueva evangelización»), en las obras de Francisco, como su famosa visita a la isla italiana de Lampedusa. «A la vez que elevaba su oración por los fallecidos, quiso, con su palabra y sus gestos, tan significativos, sacudir la conciencia en Europa y de toda la humanidad», añaden los obispos en referencia al pontífice argentino.
Siguiendo la línea vaticana los prelados añaden: «En un mundo rico, que se defiende impidiendo la entrada de los pobres, se necesitan, más que las ‘vallas’, la solidaridad, la acogida, la fraternidad y la comprensión».